Un saludo.
MARÍA Y LA HORMIGUITA SERAFINA
Érase una vez, una hormiguita que vivía en un
frondoso bosque, al norte de California. Se llamaba Serafina.
La hormiguita, como todos los días de su
vida, recogía alimentos para llevarlos a su hormiguero. Mientras caminaba por
el bosque esperando a encontrar algún alimento que llevarse, escuchó un ruido
muy fuerte que parecía que estaba muy cerca de ella. De pronto, Serafina se dio
la vuelta y a sus espaldas se encontró con un enorme zapato de una niña. Miró
hacia arriba y se dio cuenta de que ésta iba caminando por el bosque y no la
había visto.
- ¡Cuidado, me vas a pisar!- exclamó la
hormiguita. Pero María no parecía oírla.
Serafina, muy asustada, empezó a correr, pero
la niña iba mucho más rápido que ella.
Entonces, la hormiguita dejó de escuchar ese
terrible ruido y observó que la niña había parado de caminar así que decidió
volver a su hormiguero antes de que algo la pudiera pasar.
A la mañana siguiente, Serafina volvió a
salir a recoger alimentos. La hormiguita tenía mucho miedo.
Al
salir del hormiguero volvió a pasar…. ¡la hormiguita escuchó el mismo ruido que
había oído el día anterior!
- ¡Socorro, ayuda!- gritaba la hormiguita,
pero nadie la escuchaba.
De repente, la niña la miró y se agachó para
verla más de cerca.
- ¡Hola hormiguita! Soy María y vengo siempre
que puedo con mis padres a pasear por este maravilloso bosque- dijo la niña.
La hormiguita estaba muy asustada y no
respondía.
- ¿Por qué no me respondes?- pregunto María.
- Te…te…tengo miedo- respondió la hormiguita
Serafina.
- ¿Cómo que miedo? ¿De qué?- volvió a
preguntar María.
- Es que ayer casi me matas con esos zapatos
que llevas- respondió Serafina.
- Ohhhh…. Perdona hormiguita, no quería
hacerte daño- dijo María.
La hormiguita comenzó a caminar para irse a
su hormiguero pero María la seguía.
- ¿Por qué te vas ya? Juega conmigo- murmuraba
María.
- No, lo siento, tengo que recoger alimentos
porque el invierno está muy cerca- dijo con un tono enfadado Serafina.
La hormiguita continuó con su camino y María,
muy afectada porque Serafina no había querido jugar con ella, se fue.
A la mañana siguiente, Serafina decide no
salir de su hormiguero por si se encontraba con María, saldría después de
comer.
Llego la tarde y Serafina recogía alimentos
cuando de repente, ¡otra vez María!
- Hormiguita, esta mañana te he estado
buscando. ¿Dónde estabas?- pregunto María.
- Es que me encontraba mal y no quería salir-
respondió Serafina.
- Vale, entonces vamos a jugar que he
preparado un juego muy divertido- dijo María.
-No puedo jugar, debo recoger alimentos e
irme pronto a casa, mi mamá me espera- increpó Serafina.
A María se le ocurrió que ella la podía ayudar
a recoger alimentos, así iría más rápido y podrían jugar un poquito. La
hormiguita aceptó y las dos recogieron alimentos.
- María, hoy he recogido muchísimos alimentos
gracias a ti- dijo Serafina.
Serafina estaba encantada porque con María
recogía muchísimos más alimentos y decidió complacerla y jugar a lo que la niña
quería.
Pasaron un rato estupendo y desde aquel
momento, María visitaba a la hormiguita todos los días. Se convirtieron en
amigas inseparables.
ESTE ES TU RESULTADO, MATEO:
https://drive.google.com/a/salesianosatocha.es/file/d/0B_BUtYTBEAtWRmpORWNCTTJHSkU/view?usp=drivesdk
¡Genial, Mateo! ¡Que bien lees!
Me encanta como das entonación diferente para cada personaje, pareces actor...
Un saludo.
ESTE ES TU RESULTADO, MATEO:
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¡Genial, Mateo! ¡Que bien lees!
Me encanta como das entonación diferente para cada personaje, pareces actor...
Un saludo.
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